“El hombre que se
abstiene de los placeres y las delicias del cuerpo,
es un hombre sobrio,
mientras que el hombre que se enoja por ello
es un depravado; aquel
otro que es capaz de aguantar las cosas terribles
o deliciosas es un hombre de
coraje mientras que el hombre
que se duele es un cobarde”
Aristóteles Ética Nicomaquea
El día que
nuestra madre nos expulsa del vientre materno de ese paraíso de
placeres, el niño se enfrenta a una vida llena de dolor, esto forma parte
de su existencia humana, el dolor nos ayuda a llevar una mejor calidad de
vida, también a soportarnos en esta sociedad podrida, lisiada y
artificial…hemos sido educados para evadir el displacer y sustituirlo por el
placer efímero del mundo exterior.
Nuestros padres tratan de
colmar nuestros padecimientos con ropa, dinero, trabajo, coche, educación,
religión y también que el infante sufra lo menos posible, esto nos vuelve
intolerantes al fracaso, los medios de información también hacen su trabajo y
es que la peor droga que puede tener el hombre se llama televisión, nos enseña
que con una simple pastilla ya está sanado tu dolor, por ejemplo “Genoprazol para la gastritis”[1] paras el síntoma por un
lapso de tiempo determinado, pero tú sabes que el padecimiento sigue ahí solo
lo dopaste por segundos, minutos u horas.
Es sorprendente cuando una
persona llega a análisis, con la demanda del “otro” por ejemplo: Me mando mi
esposa, estoy aquí porque mi esposa no me entiende, decidí acudir a análisis
porque tengo problemas con mis padres, o tengo problemas en el trabajo…la
pregunta es ¿Cuándo el paciente habla de su mal-estar[2] existencial? El objetivo
del análisis es que el analizante encuentre las herramientas para soportarse a sí mismo y satisfacer su
propio deseo, esto es felicidad.
Asumir nuestra propia
Falta es ser conscientes de nuestra finitud como seres mortales, es decir;
“aprender a vivir con nuestra propia insatisfacción” esto no te asegura la
felicidad completa pero si te mejora tu calidad de vida, porque comento esto,
el “sujeto” sujetado a sus ideales no quiere experimentar el dolor de la
muerte, de lo ominoso y de su aparte siniestra, he aquí la parte que nos
excede, nos rebasa…la “cosa”[3] como causa de nuestra mal-dición (como
un mal decir o decir mal) ¿pero qué maldecimos? Nuestra historia escrita con
sangre y tinta negra que queda impregnada en nuestro espíritu, o bien sigues el
camino de la mesura y el bienestar o caes en el agua de la desmesura, es
decir; EL GOCE DEL CUERPO.
“Hay una sola cosa que no
puede curar la psicoterapia y es la dolorosa belleza de existir” La vida es lo
único que puede dignificar al ser humano.
[1] Jiménez,
Andrés M. La relación profesor estudiante. Una propuesta desde el psicoanálisis.
Ediciones de la noche. México, 2013.
[2] “Malestar”
si jugamos lingüísticamente con la palabra que daría “Mal-estar” o “Estar-mal”.
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